La Transformación Digital nos invita a usar la tecnología eficientemente, sobre todo los procesos a lo interno de las organizaciones, con el objetivo de que ellas puedan ofrecer servicios más ágiles, de mayor calidad o que generen nuevas soluciones a las necesidades del mercado.

Uno de estos procesos claves para el logro de los resultados de negocio de una organización, es el de Formación y Desarrollo. Esta situación se ve mucho más acentuada producto de los abruptos e inesperados cambios del mundo en el que vivimos, donde se requiere contar con colaboradores cada vez más preparados, capaces de aprender nuevos conocimientos claves (upskilling), así como actualizar aquellos con los que cuentan (reskilling) para hacer frente a las necesidades del mercado y aportar más y mejores soluciones al negocio.

Para avanzar en esta evolución, debemos considerar ofrecerle a nuestros colaboradores, contenidos de calidad y alineados a sus requerimientos, que los ayuden a ser más eficientes. Esta situación, se ve reflejada en un reciente estudio del Harvard Business Publishing Corporate Learning (2019) donde se encuestaron  a 772 ejecutivos, gerentes y colaboradores a nivel mundial, encontrando que el indicador del Net Promoter Score (NPS) sobre los procesos de formación corporativa estaban ubicados en promedio en -25, es decir, se identifican más detractores que promotores de este tipo de iniciativas, siendo una de los causales, la desconexión entre las reales necesidades de los colaboradores y las soluciones ofrecidas.

En momentos como los que vivimos actualmente, las personas cada vez necesitan menos información y más opciones de solución, buscan potenciales respuestas y mejores prácticas que los ayuden a tomar decisiones. Esto tiene una implicación muy importante, ofrecer soluciones estandarizadas y poco aterrizadas a la realidad cultural y estratégica de una organización, lo que pueden traer como consecuencia es mayor desconexión. Por eso, un camino que muchas organizaciones están tomando es levantar sus propios contenidos de formación, que partan del entendimiento de su negocio, de las lecciones aprendidas a lo largo de los años y de la identificación de los key drivers que serán vitales para darle escalabilidad a la organización.

Una vez recabada esta información, el siguiente paso es darle una viabilidad pedagógica y enfocada en generar impacto a nivel de la conducta. Esto va más allá de diseñar una solución que sea atractiva a la vista, o peor aún, que simplemente cumpla con un criterio económico. El mejor camino a seguir, es diseñar una solución de aprendizaje que coloque en su centro al colaborador, que ofrezca una experiencia de usuario agradable y de fácil navegación, pero que sobre todo invite a la conciencia y la reflexión de los participantes, ofreciendo alternativas de solución y herramientas para ponerlas en práctica. Así estaremos realmente construyendo o mostrando un camino a nuestros colaboradores, una forma diferente de hacer las cosas, acortando el camino entre el saber y el hacer.

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